… la condición humana tiene una porfiada tendencia a la mala conducta.
Donde menos se espera, salta la rebelión y ocurre la dignidad.
En las montañas de Chiapas, por ejemplo.
Largo tiempo callaron los indígenas mayas.
La cultura maya es una cultura de la paciencia, que sabe esperar.
Ahora, ¿cuánta gente habla por esas bocas?
Los zapatistas están en Chiapas, pero están en todas partes.
Son pocos, pero tienen muchos embajadores espontáneos.
Como nadie nombra a esos embajadores, nadie puede destituirlos.
Como nadie les paga, nadie puede contarlos. Ni comprarlos.
Eduardo Galeano
México, lo sabemos bien, es un país que discrimina a los que menos tienen, por cuestiones de raza, religión, creencias y orígenes; los mexicanos nos humillamos y nos despreciamos, mutuamente.
Desde hace décadas, quienes más sufren por todo esto, han sido y son nuestros pueblos indígenas, olvidados, rechazados y delegados por la sociedad.
Oaxaca, Guerrero, Chiapas, son estados en nuestro país con una riqueza étnica y cultural difícil de enumerar, y por muchos imposible de comprender, los pueblos indígenas que en ellos habitan, ha estado al margen del progreso y desarrollo nacional, por muchos años.
La desigualdad social es muy marcada, la distribución de la riqueza se acentúan cada día, la miseria de nuestros indígenas queda a la vista de todos, sin que nadie haga nada por mejorarlo.
Los gobiernos mexicanos, han buscado por diferentes medios, exterminar a los indígenas. Pero hubo un momento en la historia del país, en que un grupo de estos se cansó, se hartó de ser la victima, para convertirse en la voz de millones de sus hermanos.
En Chiapas, el 17 de noviembre de 1983, fue fundado el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), un grupo de indígenas revolucionarios, se organizo con la única finalidad de alzar la voz, querían ser tomados en cuenta, buscaban igualdad, democracia, justicia, respeto y recuperar la dignidad que todos les habían arrebatado. Se mantuvieron ocultos, anónimos, organizándose y esperando el momento adecuado para que el mundo conociera su lucha.
El 1 de enero de 1994, los mexicanos supieron de la existencia de una insurrección indígena ocurrida en Chiapas, desde el fondo de la la selva, la voz de miles de indígenas se hacia escuchar en todo el mundo.
¿Quiénes eran, qué querían?, todos se preguntaron.
Armados y con pasamontañas en el rostro, decididos y organizados, mediante la palabra se enfrentaron valientemente al Estado mexicano, un Estado represor y de tendencias dictatoriales.
Con objetivos claros, rechazar el modus operandi del gobierno, salir a la luz, hacernos ver el olvido en el que se encontraban, establecer una democracia participativa que los hiciera iguales al resto de la sociedad mexicana.
Indígenas y campesinos tomaron ese día siete cabeceras municipales de Chiapas: San Cristóbal de Las Casas, Altamirano, Las Margaritas, Ocosingo, Oxchuc, Huixtán y Chanal.
La respuesta federal fue implacable, envío de tropas federales, cuyo número los superaba, un brutal contragolpe provocó que el objetivo zapatista no se cumpliera en su totalidad. Muchos muertos, heridos, pero la lucha y las esperanzas continuaban.
Doce días de combates, que sirvieron para que el mundo volteara a Chiapas, para que el diálogo que se buscó desde un principio, tuviera un oportunidad; una oportunidad para reclamar el derecho a la tierra, la educación, la salud, el empleo y la libertad.
Miles de voces tomaron forma bajo el mando del Subcomandante Marcos, que se incorporó al movimiento indígena en 1984. Marcos, toda la posición de vocero y representante del movimiento revolucionario. Una voz que sigue retumbando en muchos lugares.
«¿La toma del poder? No, apenas algo más difícil: un mundo nuevo” , expresó en un comunicado el 2 de febrero de 1994.
La insurrección, descontento, furia y miedo de los pueblos indígenas en Chiapas, tomó forma, poco a poco, los resultados han sido lentos en más de 20 años de levantamiento.
Todo comienza así, el cambio nunca es inmediato.
Los diálogos entre el EZLN y el gobierno dieron paso a muchas cosas.
El día de su levantamiento, la Declaración de la Selva Lacandona: exigían tierra, trabajo, techo, alimentación, salud, educación, libertad, independencia, democracia, justicia y paz.
En 1996 se fundó el Congreso Nacional Indígena
2001 fue un año histórico, una movilización sin precedentes históricos en México. 37 días caminando hacia la Ciudad de México. La Marcha del Color de la Tierra llegó a la capital del país liderada por el Ejercito Zapatista.
Creación de Los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno en 2003
El gobierno no respeto los Acuerdo de San Andés, por lo que crearon esta comunidad independiente.
Más recientemente, en 2006, durante los procesos electorales, los zapatistas emprendieron La Otra Campaña por 32 estados del país. El propósito era decirle a los partidos políticos, que para construir un nuevo país no era necesario apoyar a sus candidatos, sino que emprenderían una lucha propia.
Hoy en día, Marcos ha desaparecido de la escena pública, dejando su lugar al Comandante Moisés. Su lucha, su voz, ha sido escuchada y era tiempo de relegarla.
La voz indígena existe, es importante, debe ser tomada en cuenta, una voz que invita a reflexionar.
Los pueblos indígenas lucharán hasta el día que exista una igualdad absoluta, hasta el día en que sean vistos como iguales.
Este es el legado que existe, gracias a la lucha que nació en la selva.