La tecnología y los desarrollos científicos, están presentes desde hace tiempo en todos; todos los aspectos de la vida han sufrido cierta injerencia de esto.
Todas las industrias sobre la Tierra usan la ciencia para desarrollar nuevos procesos, productos, innovaciones y un sinfín de aspectos, siempre buscando hacer más sencilla nuestra vida y buscando un beneficio.
Una de las industrias que se ha ayudado de gran manera de la ciencia, es la industria alimenticia, sus avances han sido útiles para la nutrición del ser humano, los productos que han desarrollado ayudan a la humanidad a estar bien.
A pesar de esto, existe una parte de ella, con la que no todos están de acuerdo, a la que muchos condenan y califican de venenosa, de dañina para la Tierra y para todas las personas.
Hablamos de los alimentos transgénicos. Pero, ¿qué son estos alimentos? Son aquellos que incluyen en su composición algún ingrediente procedente de un organismo que se le ha incorporado, mediante técnicas genéticas, un gen de otra especie.
Esto con ayuda la biotecnología, con la que se puede transferir un gen, de un organismo a otro, para dotarlo de alguna cualidad especial, de la que carece por naturaleza. Así pueden resistir plagas, aguantar mejor las sequías, o resistir algunos herbicidas.
Desde su nacimiento han provocado mucha polémica. Tienen fanáticos y detractores. Unos dicen que son uno de los avances científicos más grandes, debido a la innovación y los beneficios que éstos pueden traer a la nutrición mundial.
Mientras que el lado contrario, insiste en que son tóxicos para las personas, envenenan la tierra, poco a poco acaban con la biodiversidad natural, representan enormes riesgos sanitarios y son un veneno para quienes los consumen.
Es fácil deducir, debido a estudios de organizaciones detractoras, que los alimentos transgénicos se encuentra ya, presentes en todo lo que consumimos.
Bebidas, aceites, grasas, alimentos infantiles, alimento para mascotas, cereales, congelados, chocolates, helados, pan, y la lista sigue…
Podemos temer de ellos, lamentablemente no tenemos el conocimiento o la manera de poder identificar, cuales sí y cuales no, contienen elementos transgénicos.
Posiblemente en un futuro, exista alguna ley que obligue a las compañías a informarnos del contenido de sus productos. Solo en ese momento tendremos la elección de qué meternos a la boca.