De la vida real, pero inmortalizados en el cine, esta familia mexicana fue famosa por encerrar y torturar a sus hijos en una casa de la Ciudad de México.
El 25 de julio de 1959, la nota principal en muchos de los diarios, estaba enmarcada con un encabezado que causo sorpresa y hasta miedo.
“Un loco secuestró a su familia durante 18 años”
La familia Pérez Noé estuvo más de tres lustros, prácticamente secuestrada en una vieja casa de la avenida Insurgentes Norte.
Al momento de darse a conocer, fue el caso más insólito de ese año.
La familia estaba conformada por una madre joven, cinco hijos con nombres extraños, Indómita, Libre, Soberano, Triunfador, todos ellos adolescentes. Una pequeña de 10 años llamada Bienvivir y a una bebé de 45 días de nacida, se le llamó Libre Pensamiento.
Al saber de esto, la prensa tachó inmediatamente de loco al padre de estos muchachos.
Tras el interrogatorio a los muchachos, se supo que no iban a la escuela, que habían pasado toda su vida recluidos. No conocían el parque, el cine, nunca habían escuchado hablar de nada, solo lo que dentro de esas paredes se decía y hacía. En la casa de los Pérez Noé, no había radio ni mucho menos televisión.
La familia sobrevivía de una pequeña fabrica de raticidas e insecticidas, que el padre salia a vender cada 15 días.
La atención del caso se centró sobre Rafael Pérez Hernández, el padre de familia. Se le califico como un enfermo mental. Cuanto tuvo la oportunidad de hablar a los medios de comunicación, aseguró ser “librepensador” por lo que sus hijos, ni estaban bautizados ni llevaban nombres del santoral católico.
“Inhumano sujeto”, el “loco secuestrador “, “el químico secuestrador” o “el químico loco”, fueron algunos de los nombres que le dio la prensa a Rafael Pérez.
Después de las investigaciones y declaraciones de la familia, fue enviado a prisión, en donde años después se suicidó.
La historia de los Pérez Noé fue en su momento algo tan inquietante, tan loco que inspiró la película El Castillo de la Pureza.