En las décadas de 1950 y 1960, la empresa farmacéutica Gruenenthal, de origen británico, lanzó un medicamento que perjudicaría la vida de miles de personas: La Talidomida.
Tal medicamento se prescribía a mujeres embarazadas para calmar las náuseas, sin embargo, los efectos secundarios radicaban en causar deformaciones en los bebés, como con extremidades más cortas, problemas cardíacos, auditivos, de visión e inclusive, daño cerebral.
Fue hasta el año de 1961 cuando el medicamento fue retirado del mercado, pues ya se habían vinculado tales problemas con él. Sin embargo, su distribución llegó a Alemania, donde se vendió sin receta médica a partir de 1957, con el nombre de Contergan; mientras que en Gran Bretaña, el medicamento sí necesitaba de prescripción médica y se encontraba bajo el nombre de Distabal. Lamentablemente, el número de casos de personas afectadas fue mayor en Alemania.
La Talidomida sólo llegó a Estados Unidos con el propósito de realizar pruebas clínicas, pues ya se había lanzado la advertencia de posibles efectos secundarios que no eran muy favorables.
Los efectos catastróficos de la Talidomida no sólo fueron causados por ella, sino que más tarde, medicamentos para el asma y la migraña, también presentaron las mismas consecuencias.
No obstante, el peligroso medicamento aún se sigue recetando para enfermedades como la lepra y el mieloma múltiple, afortunadamente, en el Reino Unido hay controles sumamente estrictos para su ingesta.
A pesar que en el año 2012, la empresa Gruenenthal ofreció disculpas a todas las personas afectadas por la Talidomida –50 años después de lo ocurrido– el jefe del grupo de personas afectadas, Freddie Astbury (nacido en el año de 1959 bajo los efectos de la Talidomida, sin brazos ni piernas), rechazó la disculpa, pues asegura que fue insuficiente y tardía.
“Les ha tomado mucho tiempo disculparse. Existen una gran cantidad de personas afectadas por la Talidomida en Gran Bretaña y en el mundo, quienes luchan con sus problemas de salud. Recibimos bien la disculpa, pero ¿hasta dónde quieren llegar? No sirve pedir disculpas si no van a abrir el debate acerca de la indemnización. Tienen que considerar seriamente una compensación económica para estas personas.»
Por su parte, el director ejecutivo de la farmacéutica, Harald Stock, señaló que gracias a la tecnología de hoy en día se pueden realizar los cambios prudentes y necesarios para hacer de éste un medicamento seguro.
“Vemos tanto el sufrimiento físico como la tensión emocional que los afectados, sus familias, y en particular sus madres, padecieron debido a la Talidomida y que todavía tienen que soportar todos los días. Desearíamos que jamás hubiera ocurrido la tragedia de la Talidomida.”
Además, el gobierno de Gran Bretaña asignó fondos en el año 2010, para compensar su daño y ayudar a los afectados.