En la historia de nuestro planeta han existido hechos que marcan un antes y un después, pero los hechos no siempre son para mejorar o para causar un bien. Hechos atroces han ocurrido en nuestra historia, y son de esos de los que más debemos aprender y analizar. Estos hechos son propiciados por la avaricia humana, así como la codicia de las mentes que nunca tuvieron respeto por lo ajeno. Un ejemplo claro de lo mencionado es Adolf Hitler, líder del partido nazi en Alemania y una de las personas que incitaron e iniciaron uno de los conflictos bélicos más atroces del mundo: la segunda guerra mundial.
Además de comenzar una guerra mundial y causar millones de muertes, el partido nazi realizó muchos crímenes internos con cientos de judíos, los cuales no se encontraban en guerra y mucho menos conspirando en contra de Hitler. Sin embargo, el 28 de Octubre de 1938, alrededor de 17 mil judíos polacos son expulsados de tierras alemanas, obligándolos a cruzar la frontera con Polonia, sin embargo, ésta no aceptó que los judíos entraran, dejándolos varados en tierras de nadie, entre Polonia y Alemania. Después de ese acontecimiento, un hecho desembocaría en lo peor, pues Herschel Grynszpan, un joven de 17 años, desesperado por la situación que vivían sus padres en la frontera de Alemania, hijo de judíos polacos, decide asesinar a Ernst vom Rath, un diplomático de la embajada alemana en Francia. Los nazis toman el hecho como un acto conspirativo por parte de los judíos. El 9 de noviembre se ordena atacar a todos los judíos, así como sus negocios y sus centros religiosos, a ese hecho se le conoce como la «Noche de los cristales rotos».
El hecho de no aceptar a los judíos en busca de refugio fue un acto deshumanizado que muchos países realizaron, sin embargo, tiene un poco de sentido, ya que ellos no querían entrar en conflicto con Alemania. Como Polonia, existieron varios casos similares, donde prefirieron mandar al matadero a los judíos que ayudarlos. Un caso parecido sucedió en Cuba, ya que, en 1939, un barco con más de 900 judíos, zarpó desde Hamburgo hacia las costas americanas con el fin de llegar a Estados Unidos, pero algo salió mal y en La Habana regresaron el barco hacia Alemania, donde más de 250 tripulantes morirían en manos nazis.