Gobiernos de todo el mundo han mantenido el firme propósito de mejorar cada día, tanto su armamento como sus tácticas militares, con la finalidad de estar listos para una posible situación bélica, por mejorar el conocimiento o incluso, para dar el primer golpe a otras naciones. Es bien sabido que los Estados Unidos de Norteamérica se ha caracterizado por sus innovaciones, en cuanto a armamento, al igual que sus tácticas militares, sin embargo, existen ciertos límites que, por humanidad se deben respetar, o por lo menos eso se cree.
Desde la segunda guerra mundial, los alemanes realizaban crueles experimentos con los judíos, los cuales eran llevados a campos de concentración o cámaras de gas, y ahí el sufrimiento era eterno.
Uno de los experimentos más sonados de la historia es el “M K Ultra”, un proyecto tan atroz que se desconoce el número exacto de muertos y afectados que provocó.
Este experimento comenzó en 1950 y fue realizado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la cual estaba bajo la dirección de Allen Welsh Dulles. El M K Ultra era un experimento, el cual pretendía generar una droga lo suficientemente efectiva para que, al ser ingerida, la persona dijera toda la verdad. Esto se hizo con el fin de aplicarse en interrogatorios e incluso para drogar a personas, que atentaran en contra de los intereses del país, y así desacreditar sus declaraciones.
Como era lógico, ningún candidato se interesó en ese experimento, por lo que la CIA tuvo que secuestrar a personas indefensas como vagabundos, prostitutas, obreros, estudiantes universitarios, o cualquier persona que no causara sospechas al desaparecer.
Entre los procedimientos conocidos se encontraban la ingesta de LSD, electrochoques, tortura física y psicológica, aislamiento absoluto y maltrato verbal. Los resultados fueron sorprendentemente exitosos, por lo que el gobierno aceptó, por consejo de Allen Welsh Dulles, invertir aún más dinero en la continuidad del proyecto.
Al igual que la primera vez, los resultados fueron satisfactorios por lo que se decidió volver a invertir, al grado que el M K Ultra ocupaba el 6% del presupuesto de la CIA.
Los repetidos resultados positivos incentivaron a los depravados científicos, sólo que esta vez crearon drogas para inhibir el miedo y mejorar la concentración. Esto con el fin de crear soldados más letales para sus tropas.
Nunca se sabrá las cifras exactas de los muertos y los afectados que este proyecto dejó, sólo se sabe que son miles las víctimas, que jamás conocieron la justicia.