En prácticamente todo el mundo, desde tiempos inmemoriales, las personas han marcado los límites de su territorio por distintas razones. Esto puede suceder para delimitar el espacio al que alguien más tiene y no tiene acceso, para definir el espacio utilizable o simplemente para evitar una invasión de territorio.
En la actualidad, estos ejemplos se ven día a día con el vecino o en algún tipo de vialidad ajena , sin embargo, esta práctica ha sido de gran importancia a lo largo de la historia ya que grandes fronteras, muros o límites, han marcado el curso de muchos eventos pasados, siendo la muralla china la más famosa, sin embargo, una frontera igual de importante, militarmente hablando, fue la Línea Maginot.
Esta línea fue una especie de muralla fortificada construida para la defensa de Francia a lo largo de su frontera con Alemania e Italia, al término de la Primera Guerra mundial.
El Nombre que lleva esta muralla se lo debe a su promotor, el Ministro de Defensa francés, André Maginot, un veterano mutilado durante la Primera Guerra Mundial, el cual inició el proyecto en 1922 y murió en 1932.
Los primeros pasos para la construcción de esta línea se dieron al finalizar la Primera Guerra mundial con la creación de Comission de Défense des Frontiéres (CDF) en 1922, sin embargo, esta organización se disolvería siendo reemplazada por la Commission d’organisation des régions fortifiées (CORF), los cuales darían comienzo a la línea en 1928.
Los trabajos comenzaron en la frontera italiana ya que en ese entonces Italia era considerada como una amenaza más grande. Para la construcción de la muralla se dieron varios desacuerdos, entre los que estaban de acuerdo con la idea de fortificar las fronteras y los que preferían invertir en armamento y aviones. Finalmente, Adré Maginot fue el que convenció al gobierno de su construcción.
La línea pasó por varias fases, sin embargo, fue hasta 1939 cuando se le dieron los últimos detalles, cabe destacar que, para esta fecha, André Maginot ya llevaba siete años de haber muerto.
La Línea Maginot tenía como objetivos compensar los huecos militares causados por la Primera Guerra Mundial, frenar a tiempo posibles ataques desde Alemania, permitir la movilización del Ejército francés de zonas más alejadas, proteger las cuencas industriales, servir de base a un posible contraataque y disuadir un ataque sorpresa, además de obligar a los alemanes a pasar por Bélgica, por Suiza o por el boquete de la región del Sarre.
A pesar de todo el esfuerzo que se le dio a este proyecto, la estrategia no funcionó como debía, ya que la estrategia con la que se planeó no fue la necesaria para detener a las tropas de Adolf Hitler. Las divisiones alemanas rodearon la Línea y atacaron la región de Sedán, del lado occidental, de forma que los ejércitos aliados fueron cortados en dos.
Lo más brutal para la Línea Maginot, fueron las unidades acorazadas alemanas así como la aviación de guerra. Desgraciadamente para los franceses, esta construcción, que costó 5 mil millones de francos (más de 6 mil millones de euros actuales), es considerada la estrategia más costosa e inútil de su historia.