Era junio de 1968, en el Hotel Ambassador en Los Ángeles, Robert Kennedy gana las elecciones primarias del Partido Demócrata en California y está a un paso de la Casa Blanca y lucha por un cambio de dirección tras la atormentada presidencia del también demócrata Lyndon Johnson. Minutos después de terminar su discurso es asesinado de un disparo en la cabeza.
Todavía hoy el trasfondo político, por más que no justifique el crimen, ocupa un lugar importante en la ecuación.
En el lugar del crimen se aprendió a un joven de 24 años de nombre Sirhan Sirhan, que después de un año fue condenado a muerte por el asesinato.
Como todo, se dice que Sirhan fue el señuelo, mientras los verdaderos asesinos pasaron inadvertidos.
Los testigos que vieron al palestino y a Bobby durante el tiroteo, sitúan a Sirhan delante del senador, a varios metros de distancia, pero el forense escribió que las tres balas llegaron por la espalda y se dispararon a centímetros de distancia.
Si existe una verdad absoluta, es muy probable que no se sepa nunca porque muchos de los que presenciaron el acontecimiento están muertos. Lo único cierto es que Sirhan sigue en la cárcel a sus 74 años, tras habérsele denegado la libertad condicional en 16 ocasiones.
Los Ojos de Cuervo 