Han pasado casi 50 años de este caso y aún no ha podido ser resuelto.
Fue un 29 de noviembre de 1970, en el valle de Isdalen, Noruega, en donde un hombre que practicaba senderismo encontró el cuerpo calcinado de una mujer, alrededor una botella de licor vacía, dos de gasolina, pastillas somníferas y un pasaporte completamente quemado.
La autoridades procedieron a hacer su trabajo y la autopsia indicó que la mujer murió por respirar monóxido de carbono y por causa de las quemaduras, así como debido a la gran cantidad de pastillas somníferas que había consumido. Sus huellas dactilares fueron removidas y las etiquetas de su ropa.
¿Qué hacía en noruega?
Tras investigaciones se descubrió que semanas antes de la muerte de la mujer, se había hospedado en distintos hoteles de la zona y que cambiaba de habitación de manera constante. Algunos afirmaron que hablaba francés, alemán e inglés.
¿Cuál era su nombre?
No se sabe, ya que estuvo viajando con nombres falsos: Jenevive Lancia, Claudia Tjelt, Vera Schlosseneck, Claudia Nielsen, Alexia Zarna-Merchez, Vera Jarle, Finella Lorck y Elizabeth Leen Hoywfer, pero ¿con qué finalidad?
Hay muchas teorías sobre quién era y qué hacía ahí, la más popular es que era una espía que tenía vínculos con Israel, sin embargo, no se ha encontrado relación alguna con dicho país. Se supo que la mujer se había identificado como comerciante de antigüedades y como vendedora ambulante.
Durante las investigaciones, la policía encontró un par de maletas en la estación de trenes de Beregen que están asociadas a ella y lo que contenían eran pelucas, un disfraz, cucharas de plata y un diario con códigos, sin embargo, las huellas de estos elementos también habían sido borradas.
32 años después de los hechos un hombre afirmó haber tenido contacto con la mujer 5 días antes de que el cuerpo fuera encontrado; explicó que había ido de excursión con sus amigos cuando observaron a una mujer caminado en el bosque, sin embargo, aseguró que no traía vestimenta adecuada para el lugar y se mostraba con pánico.
Mencionó que la mujer estuvo a punto de decirles algo, pero no lo hizo. Más tarde vio pasar a dos hombres como si estuvieran persiguiéndola.
El hombre dijo que se había puesto en contacto con las autoridades, pero le contestaron que ese caso nunca sería resuelto. Sin embargo, no es una historia que se pueda comprobar.
Han pasado casi 50 años y se desconoce el nombre de la mujer, su rostro es conocido únicamente por bocetos.