Para muchas personas e incluso para la ciencia, los gemelos son una fascinación, sobre todo cuando se trata de gemelos idénticos que comparten hasta sus más íntimos secretos.
Jennifer y June Gibbons nacieron siendo gemelas idénticas, pero al transcurrir los años su padres notaron que algo extraño pasaba, ellas eran tan unidas que sólo se podían entender entre ellas. Esta situación empeoró cuando las niñas comenzaron a asistir a la escuela, pues al vivir en una zona en la que los inmigrantes no eran muy comunes, estas gemelas eran las únicas niñas de color, lo que era un motivo de bullying.
El acoso escolar se volvió bastante grave, a tal grado que las pequeñas tenían que salir antes de sus clases para evitar que las molestaran en la salida, lo que causó que las pequeñas fueran aún más retraídas, así que su único refugio fue escribir y escribir.
Jennifer y June se dedicaron a llenar diarios y diarios, en los que utilizaban alguna parte de su lenguaje compartido, pero también algunas palabras en inglés, lo que permitía a sus padres entender un poco de lo que pasaba por la mente de las niñas.
Al crecer las gemelas se dedicaron también a escribir novelas, pero jamás lograron que fueran publicadas. Lo más extraño es que conforme estas crecían su lenguaje era cada vez más inteligible y se aislaban cada vez más del mundo exterior.
La relación de estas hermanas era un tanto rara y nadie sabía a ciencia cierta en qué estaba basada, pero a simple vista se podía notar un desprecio mutuo e incluso un poco de maldad, en algunas ocasiones entre ellas se consideraban como una sombra de maldad o prisioneras.
Sus conductas fueron cada vez más peligrosas, en ocasiones se asfixiaban, se tiraban mutuamente e incluso causaban incendios o accidentes, lo que las llevó a una corte en donde el juez dictaminó que efectivamente sus conductas ponían en peligro a la sociedad, por lo que fueron recluidas en un centro psiquiátrico de alta seguridad. Al ingresar ambas jóvenes fueron diagnosticadas con esquizofrenia.
Dentro del centro permanecían la mayor parte del tiempo drogadas, pero eso no les impedía hacerle la vida imposible a quienes las cuidaban. En algunas temporadas eran separadas, pero se convertían en prácticamente estatuas.
Durante casi 11 años de encierro las gemelas tuvieron mucho tiempo para pensar y consideraban que sólo la muerte de alguna de las dos podría representar la libertad de la otra y así fue, ambas discutieron esto y llegaron a la conclusión de que Jennifer (por ser la hermana menor) debía morir.
Las gemelas fueron trasladadas a un centro de menor seguridad, pero al llegar la gemela menor no volvió a despertar, los doctores declararon su muerte horas más tarde.
Tras este desafortunado suceso, June sólo pudo decir “por fin soy libre”, para después seguir con una vida aparentemente normal.