En el siglo XIX todos hablaban de una sola cosa, la muerte de Rodolfo de Habsburgo, el archiduque heredero de Austria, Hungría y Bohemia.
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Rodolfo había sido educado para tomar el trono, sin embargo, parecía que el puesto no le interesaba. A diferencia de su padre, Francisco José, Rodolfo tenia una inclinación hacia el liberalismo, siendo un gran opositor a las políticas de su padre.
Sumado a esto, el futuro archiduque también tenía una postura anticlerical, que le causó enorme descontento a su padre, sobre todo cuando su hijo pidió el divorcio de su entonces esposa, Estefanía de Lieja, hija de Leopoldo II de Bélgica.
Rodolfo se había enamorado de la baronesa María Vetsera, mas, su amor no era posible debido al carácter conservador del imperio. Es así, que el 30 de enero de 1889 los cuerpos de María y Rodolfo son encontrados sin vida en una habitación llena de coñac y en presencia de una pistola.
La primera versión oficial del imperio trató de ocultar dicha información y declararon que el Rodolfo había muerto de apoplejía. Tiempo después se confirmó el suicidio de la pareja por culpa de las presiones de la realeza.
Aunque existen muchos indicios que indican un suicidio, lo cierto es que aún existen dudas al respecto, pues el cuerpo de María presentaba muchos golpes y el rostro de Rodolfo tenía cortes que presentan la posibilidad de que fueron asesinados.
Poco se sabe sobre si en realidad murieron por amor o si los mandaron a matar a causa de la mala imagen que estaban dando a la corona. Lo que si sabemos con certeza es que Francisco José se vio obligado a encontrar un remplazo, siendo Carlos I de Austria-Hungría el merecedor de la corona.
Y con Carlos, se marcaría el fin de uno de los más grandes imperios europeos, al desaparecer después de la Primera Guerra Mundial.
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