La Serpiente, el asesino de turistas

A menudo nos preguntamos cómo lucen los asesinos, qué piensan o en qué se diferencian a simple vista de cualquier persona promedio. En realidad, los criminales toman muchas formas y sus métodos pueden ser muy “sencillos”, escondidos a simple vista o tan extravagantes que parecen mentira o improbables. Éste es el caso de Charles Sobhraj, la Serpiente, el asesino de turistas.

Hotchand Bhawnani Gurumukh Charles Sobhraj, por su nombre completo, nació en Saigón, Vietnam, el 6 de abril de 1944. Su pasado tortuoso lo llevó prontamente a realizar toda clase de fechorías y travesuras que evolucionaron con el tiempo en pequeños delitos hasta llegar a complejos planes y estafas.

Con el tiempo se dio cuenta de que el éxito de sus estafas y robos se debían a su encanto particular, con el que podía subsistir sin conseguir un empleo fijo o conseguir una vida “normal”.

Para 1970, Charles ya se había casado y había tenido una hija, pero años después las había abandonado sin ninguna clase de remordimiento por dejarlas atrás. Su vida se había centrado exclusivamente en ganarse la vida con sus artimañas y engaños. Para ese momento de su vida, Charles había desarrollado la habilidad de ser traficante de drogas, ladrón, estafador, y delincuente profesional. ¿Sus objetivos? Los turistas.

Pronto desarrolló un método eficaz que le permitía hacerse del dinero y los pasaportes de sus víctimas. Así, desarrolló el apodo Asesino del Bikini y el de La Serpiente, debido a la forma en la que se vestía y sus formas evasivas de salirse con la suya. Su modo de operar consistía en ganarse la confianza de los turistas, drogarlos con un coctel de fármacos que los debilitaba e invitarlos a su casa para “descansar”, después los asesinaba y se quedaba con todas sus pertenencias.

Aunque se cree que Charles haya desarrollado un desorden psicológico, lo cierto es que más allá de su odio por los hippies, sus asesinatos nunca estuvieron motivados por algún odio o impulso tempestivo, sino por intereses económicos particulares. Se cree que asesinó a cerca de doce personas de este modo.

Por esta razón, fue detenido y condenado a 21 años de prisión en la India. Después de su liberación se mudó a París, donde vivió hasta regresar a Nepal en el 2003, donde por fin fue sentenciado a cadena perpetua tras descubrir nueva información que lo vinculaban con más delitos.

Desde hace 18 años, un ya anciano Charles se encuentra confinado en una prisión de Katmandú, en el que se cree que vivirá el resto de sus días sin ver el éxito que podría tener la nueva serie de Netflix, usando su vida como inspiración inicial.

@LosOjosDeCuervo

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