A lo largo de nuestra historia han destacado personajes por diversos motivos, como su aportación a la ciencia y tecnología humana, su liderazgo en movimientos bélicos o de activismo, o simplemente por marcar algún récord deportivo.

Hasta cierto punto, se entiende el porqué de su reconocimiento, sin embargo, hay otras personas cuyas acciones los han colocado en este podio, pero que están marcadas por una gran incógnita.

En este sentido, nos pueden sonar nombres como Ted Bundy, Jhon Wayne Gacy, Charles Manson, entre otros. Todos ellos tienen un distintivo: su deseo de asesinar. Sin embargo, ¿por qué lo hacen? Los motivos, sin duda, pueden variar y los indicios no son claros. Este sesgo se hace aún mayor en un caso específico: una madre que asesina a su hija.

Así llegamos a la extraña historia de la española Aurora Rodríguez Carballeira. Obsesionada por la perfección, llevó a cabo lo que los reportes apuntan como todo un “plan”, para dar vida y moldear a su concepto del perfeccionamiento de la especie humana.

Desde escoger detalladamente al progenitor, hasta realizar una serie de técnicas para asegurarse de una correcta eugenesia durante todo su proceso de embarazo; Aurora necesitaba que su descendiente fuera mujer por las características fisiológicas de reproducción que presenta el cuerpo femeninio. Sí, parece que desea dar pie a un legado de lo perfecto.

Sin embargo, ¿qué cambió? El plan iba al pie de la letra. Su hija, Hildegart, era una joven adelantada a su época; a los 17 años terminó derecho y comenzaba con otras dos carreras; lideraba la reflexión feminista y escribía para varios periodicos importantes. Uno pensaría que Aurora se encontraba feliz por “su creación”, pero no fue así.

La madrugada del 9 de junio de 1993, Aurora ejecutó un segundo plan. Una vez arreglada, se aseguró de que no hubiera nadie en la casa y, sin pensarlo, disparó 4 veces a bocajarro contra Hildegart mientras dormía.

Los reportes no dan indicio alguno de cuál fue el detonante y sus declaraciones hacen aún más grande el abismo de esta incógnita. Una segunda extrañeza es que -sin más- se entregó a las autoridades casi al instante.

¿Qué habrá pasado por la mente de Aurora? ¿Se habrá arrepentido luego de ver el éxito de su hija? ¿Algún mal entendido entre ellas lo habrá provocado? ¿O simplemente quiso terminar con el capricho una vez cumplido su deseo? Son preguntas que parece quedarán sin respuesta. Un caso más de la extraña mente humana. 

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-60482128