En 1953 el físico atómico reconocido por la comunidad científica, John Archibald Wheeler, cometió una de las desatenciones más graves no sólo de su vida, sino de la historia estadounidense y -se podría decir- de la humanidad: perdió “el mayor secreto gubernamental del planeta”.

No es extraño escuchar o tener el conocimiento certero de los proyectos “ultrasecretos” que pertenecen a los gobiernos más importantes del esférico terrestre. Bien, uno de ellos llegó con los mínimos, casi nulos, protocolos de seguridad al también prestigioso profesor universitario de Princeton, en un sobre manila sellado.
El contenido de ese sobre eran 6 páginas, en donde venían los puntos principales del Proyecto Matterhorn B, mejor conocido como el proyecto de la bomba H de Estados Unidos. Le había llegado a Wheeler porque él se encargaría de ser el director del trabajo que significaba la construcción de una arma aterradora de destrucción masiva y que, por ende, la información en torno a ella podría ser atractiva para cualquier potencia.

El error se cometió cuando a Wheeler le fue fácil llevarse el sobre en un viaje a Washington DC, en donde trataría otros temas con representantes del Laboratorio de Investigación Naval de EU. Sin embargo, quiso aprovechar el tiempo y en una “escapada” le entregaría sus comentarios de la bomba H al Comité Conjunto de Energía Atómica (JCAE).
De manera inocente, Wheeler en su viaje decidió llevar consigo el documento al baño del tren en el que iba para no “perderle la pista”, mientras resolvía sus necesidades. Sin embargo, se le olvidó y cuando regresó por él se dio cuenta que el informe sobre la bomba H había desaparecido.

Desesperadamente comenzó a buscarlo sin éxito. Tras varios intentos, decidió contactar a sus superiores quienes, por más que trataron de evitarlo, terminaron por llamar a la oficina del FBI en Washington para plantearles la terrible situación. Movilizados por la gravedad del asunto, lo ocurrido no tardó en llegar a oídos del presidente en aquel entonces, Dwight Eisenhower, quién decidió destinar una buena cantidad de recursos económicos y humanos para encontrar el documento.
Hasta la fecha no se ha sabido en qué manos terminó esa información. El gobierno estadounidense, en su momento, temió porque fueran manos de agentes soviéticos. En un contexto donde la Guerra Fría y otros conflictos mundiales estaban en su apogeo, hacía aún más valioso el contenido de ese documento para fines bélicos.

A pesar de que no está comprobado, la probabilidad de ese hecho es muy alta pues a siete meses del terrible descuido, en agosto de 1953, la Unión Soviética logró probar sus propio prototipo de bomba H en el noreste de Kazajistán. Por tanto, estaríamos hablando de que Wheeler le dio el conocimiento necesario al principal rival de su país para que pudiera competir de igual a igual.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-61307108.amp