El veneno es uno de los métodos de homicidio más famosos que se ha utilizado a lo largo de nuestra historia, por lo práctico y discreto que puede llegar a ser. Su uso ha quedado expuesto a través de los libros, notas, reportajes, series de televisión, películas y más.

En este sentido, uno de los rumores más populares aterriza en la vieja Unión Soviética. De acuerdo con los apuntes, se dice que el veneno fue un arma importante para el gobierno de la URSS, a través del cual se encargaban de suprimir y liquidar a los protagonistas de todo acto contrarrevolucionario.
Para lograrlo, habrían utilizado muchas técnicas y métodos: un escritor antisoviético falleció luego de que un agente de la KGB rociara veneno en su cara; un político perdió la vida a causa de su lámpara de lectura que contenía residuos de veneno; en algunos otros casos se aprovechaba el uso del fluoruro de sodio como método dental para inyectar dosis venenosas y quitarle la vida a quien lo usara.

Todo esto, al parecer, fue planeado desde un laboratorio ultrasecreto que se construyó con dicha finalidad: crear veneno para los enemigos de la URSS.
La Kamera, que aparentemente nació en 1920, fue el sitio de múltiples operaciones cuidadosas que derivaron en una serie de muertes rápidas y sigilosas.

Lo que se mantiene como un rumor, ha sido sostenido por los propios ex agentes de la KGB y/o políticos que fueron parte de la Unión Soviética. Uno de ellos es el relato de Pavel Sudoplatov, exjefe de espionaje de Joseph Stalin, quien mencionó que varias personas fueron inyectadas de veneno bajo la excusa de un “chequeo médico”.

Hasta la fecha quedan demasiados rumores sobre la Kamera, sin embargo, muchos dan por hecho que realmente existió y hasta se ha llegado a poner en duda el cierre de sus operaciones, dejando la posibilidad de que pueda existir una nueva versión en nuestra actualidad.