Los pacientes asistían al Somerset Medical Center en Somerville, Nueva Jersey, para tratar sus padecimientos y recibir los cuidados necesarios durante su enfermedad. Sin embargo, nunca imaginaron que dentro del personal médico habría un asesino serial que terminaría con sus vidas.

Charles Cullen, nacido en Nueva Jersey en 1960, tuvo una infancia difícil. Antes de cumplir su primer año, su padre perdió la vida y cuando era adolescente su madre falleció en un accidente automovilístico; dos sucesos bastante traumáticos para su temprana edad.
En 1978, Cullen decidió dejar el colegio para enlistarse en el ejército norteamericano. Tiempo después, en 1984, fue dado de baja por problemas psicológicos, logró graduarse en la escuela de enfermería y se convirtió en enfermero; ahí comenzaría todo.

Entre 1990 y principios de los 2000, Charles tuvo varios trabajos como enfermero, pero su salida de ellos comenzaba a ser un indicio de cierta inestabilidad en su persona. De hecho, en una ocasión fue denunciado por inyectar a una anciana sin tener el permiso ni consentimiento para hacerlo.
En otro hospital, Cullen fue despedido por esconder medicamentos para el corazón en un contenedor destinado a desechar agujas. De esta forma, trabajó de manera intermitente en 7 lugares distintos, hasta que llegó al Somerset Medical Center.

La muerte de un paciente en 2003 fue el principio del fin para el asesino. Internado en el hospital de Nueva Jersey, Florian Gall habría perdido la vida después de sufrir un infarto repentino.
El hecho resultó sorpresivo para los médicos, pues el enfermo había mostrado signos de mejoría. Después de una serie de investigaciones, se descubrió que Cullen lo había inyectado con una dosis letal de digoxina, su método para asesinar favorito.

Finalmente, Charles Cullen fue arrestado en diciembre de 2003. En principio, sólo fue culpado por un asesinato en primer grado y un intento de asesinato. Sin embargo, al poco tiempo admitió haber matado entre 30 y 40 pacientes.
“Pensé que la gente ya no estaba sufriendo, así que, en cierto sentido, pensé que estaba ayudando”, dijo en una de sus declaraciones.
En 2006 fue condenado a 11 cadenas perpetuas por el asesinato de 29 pacientes. Actualmente, Cullen se encuentra en la prisión estatal de Nueva Jersey en Trenton.